Gabriela Sabatini, una prodigio del tenis argentino, alcanzó la cima de su carrera a una edad temprana, pero sufrió el impacto emocional que conlleva el éxito. A pesar de haber ganado 41 títulos, incluido el US Open de 1990, Sabatini se enfrentó a la soledad, viajando solo con su entrenador y su hermano, lo que la llevó a ser percibida
como “arrogante” en el circuito, un apodo que ella abordó en entrevistas, donde explicó que la naturaleza individual del deporte dificultaba la formación de amistades.
Con el tiempo, la presión y el aislamiento la llevaron a retirarse a los 26 años, aunque tuvo breves regresos al deporte, dejando una huella profunda en la historia del tenis.
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